Nuevo Rostro. Diana Ferreyra

domingo, 27 de junio de 2010

16
un templo crece en el copal de la tierra
tiene cristales y susurros
en él caen los buitres y escorpiones
cada paso mío marca una chispa azul

es un lugar sagrado para las criaturas
todas las máscaras me cortejan
pero soy carne |
no conozco a ningún hombre

entro al templo
y el agua nada
nada agua
todo lo demás es vacío









17
eres la nueva criatura


alguien me elige

una boa transparente
en plumaje de son resurrección
lo afirma |
empiezan a crecerme
venas cuernos y un pico |
dice que debo ser libre |
soy la elegida para ser
la piedra principal










18
entre mis tobillos
esconde una ocarina |
dice que debo tocarla |
no puedo |

dice que debe besarme
y prefiere que le dé sustento |
quita la ocarina |
dice que tendré en la eternidad
la sinfonía del renacimiento













19

me dicta como clío
o safo |

quiero ser juana de la luz |

entonces dice que soy bibliófila |
decido comérmelo |


es insípido | además de su plumaje |
dice que ahora será conmigo creador
creadora


dice que regresemos al pueblo

ya no recuerdo dónde está





20
no hay torres |
puentes | callejuelas | runas |
armadillos | langostas | arcos |
pisadas | lentejuelas | mangos |
castillos | nubes | volcanes |
ápices | miradores | humos | relojes de cuerda |
libros | brazos | estigmas
ni flores
ni caballos









nada




21

el torbellino apareció |
se acerca tenuemente |
elude que él es causante de todo
lo considero estúpido al cabo es un mortal

se acerca con sus pájaros de fuego |
se meten en mi cuerpo
y desechan lo mío
desde cadera | pechos y cuello
para revestirme de llamaradas |
los pájaros crecen conforme sufro

entonces me vuelvo un toro blanco
penetro a cada uno hasta sacudirles sus vértices
quién es más fuerte
pregunto como cualquier varón
se dejan entumir por mi ira

soy varón como ustedes soy hembra como ustedes

hay un pergamino en medio
quiero ser parte
de la oquedad
(y las criaturas universales
encerradas en la caja)

el remolino nace
al convertirse en el último buitre
de la galaxia

tómame buitre |
tómenme soprano y cantos |
tómenme lirio y gatos |
tómenme caballos del sur y norte |
tómenme arquitecturas |
tómenme
y regrésenme
hacia el espejo



quiero despedir a la gorgona de este mundo




22

somos el mismo reflejo |
agua obstruida o quemada
como sea
somos el mismo halo
caemos
aunque no lo entendemos

sé que eres mi gorgona
sabías que eres varón sabías que eres hembra

eres la soprano
quien me sedujo
soy safo
quien te cierra los brazos en contornos lúcidos


somos dos ancianos peleándonos en par
de eje en eje
me envuelves entre tus montañas
y el mar bocabajo de nosotros (as)


quítate las pestañas |
dámelas |
quítate los brazos |
dámelos |
quítate las costillas |
dámelas |
quítate los ojos |
dámelos

dame lo tuyo y te devuelvo lo mío


me gusta este nuevo rostro











23
al fin te he comido
luna mía

sabes que soy tu taurino preferido

regresemos al laberinto
y dejemos que las especies sobrevuelen
en altares y ceremonias
volvamos a donde estábamos desde el principio
con tu manto jubiloso
que resbala a mis pies
en dulzura tusón (barbilla donde nace de mí un árbol)




al fin te he cazado
ahora te toca a ti comerme





24
me ha crecido una raíz en el vientre |
eres tú redonda luna
quebrada en mí |
detienes el tiempo
pero creces en los segundos
de mi suspiro

esta noche
prometes salir pero con otra cara
no entiendo lo que quieres decirme

siento dolores |
eufonías y ripias |
padezco de insomnio
y náuseas sin ser barco

me siento en medio de tres columnas
quiero que salgas:
serás libre

aparece una luz guardada en mí |
entro allí y me lleva a caminos
en destellos tornasolados blancos y ocres
soy quimera
un corpúsculo indecente ingenuo |
in útero
y al otro lado del mundo
entre océanos y amarantos
voy descendiendo

ahora soy parte de esa raza
cuyo recuerdo existe solamente en épicas
y utopías
puedo levantar mis piernas
y no soy tauro
puedo observar mi ombligo y estoy atado adentro
pero la luna me libera
a dónde vas
a dónde vas






comienzo a llorar

25

al despertar
me dices luna mía
que he nacido
y seré el único
en recorrer los paralelos firmamentos |
toco mi rostro
soy la perfección de lo no-inventado

tengo un nuevo rostro
conquisto la superficie y la divinidad
en un escalón
jeroglífico |
tal vez sea el nuevo inventor
de las miles y miles de lenguas

tengo un nuevo rostro
y siento en ella
en calor de la piedra sobre mi piedra

desde allí he sido
el hijo de la fortuna
metido entre parábolas y objetos
y encuentro en otros cuerpos
aquello que de vacío
he muerto
nazco (inmediatamente)
y de lo mismo
me he convertido en las sombras
de lo existente






quiero despertar
para mil veces volver a tener un rostro nuevo








empiezo a morir…

Nuevo Rostro-Diana Ferreyra

la voz de lo que nada

es seca



se va tejiendo pelo muerto

se agrega un poco de color



“véndame los ojos”



acaricio

el pelo muerto

que me cuelga

de los lados

Miriam Moscona (El que nada)













1

Me como a la luna


aunque me lo prohíban

me la como

y sus dedos metidos en mi boca

que saben a olores
calles y a especies

del continente extinguido



me como a la luna

cuando el espejo se esconde

y todo queda en el quedo


nada más queda el quedo

y el quedo no queda



asimilando


frustrantemente


que no puedo alcanzar a la luna

y por eso me la imagino

devorándomela




su rostro tiene miedo al mío







2



y encuentro

unas tijeras


me gustan sus filos

y el oxidado olor

a oleaje quemado






las tijeras brillan




encuentro mis ojos

a través del espejo

y veo mis pestañas largas


siento que debo cortármelas

y me las corto con las tijeras

hasta descubrir en ellas algo


únicamente vi una ilusión

espectral (mejor dicho “óptica”)



al no tener más pestañas

giro hacia mis párpados:

me los corto



al no tener más párpados

giro hacia el iris:

me lo corto



al no tener más iris

giro hacia las cejas:

me las corto



he descubierto

que no tengo ojos

siquiera para esconderme

en mi propio libro

























3

aquí están mis labios


huelen a oxígeno


aire (no respirable)

y a cereza




no me gusta su color


encuentro pintura


una de las herramientas

decorativas para la casa

y me decoro



me gusta cómo me veo


trazo filamentos

como si fuese un árbol


sauce o baobab

e imagino que estoy

en un asteroide

saludando

a la última estrella

del universo







4

tengo orejas sin aretes


busco en los cajones

y hallo unos

que tienen piedras en su lulunar



busco mi oreja

y allí las encajo

en mi costado


parezco gitana

empezando

a creer

que soy el nacimiento

de la plata pura





















5

aparecen cabellos en mis yemas

que no son míos


soy caballo
pájaro


tal vez un pez


me gusta cómo se quema mi cuerpo

a través de helio

y el sudor aspirado por su mañana

seguidor de una brújula


donde nacen mis otros cabellos

que se vuelven parte de mi carne



y esa carne

soy yo:

cosida en las escaleras



















6

hay escaleras


las bajo

y me esperan caballos



de qué edén habrán bajado


de qué paraíso se habrán perdido


cuál es el nombre de su pila


cuántos meses tienen


hacia dónde se dirigen




cuántas veces son ustedes


caballos del norte


caballos angulares



caballos

cuyos rostros

son hombres

encerrados en sus propias pesadillas











7

el mantel que decora la mesa

tiene bordes cristalinos

y garabatos

donde existen los no-nombres

en hebreo
japonés
danés e inglés

y sus dibujos a punta de alfiler

señalando dónde la Luna será diosa

y diosa comida por la Luna

y la luna escondida por la diosa

y la diosa seducida por la luna

y la luna recibiendo en su vientre a la diosa

y la diosa dormida sobre la luna

y la luna meciendo a la diosa

y la diosa en conjunción de la luna

haciendo una luz

que a partir de adán
juan y abraham

sigue caminando

con la diosa de la luna



el mantel es el mapa donde me siento a esperar

a la misma luna





8

tengo uñas con qué cazar

afuera hay gatos que se convierten en neptunos temporales


se lamen se escupen


se tratan como los perros del ejército:

soy la uña principal de la justicia



en una jaula que llevo a mi costado

es sepia el vaho


el río es carmín

y ébano es el cielo


allí emergen
despojo sus pelajes

y sus pelajes se cuelgan en mis brazos


saben a sangre


a pulpa


y a lo que los demás humanos gozan



las paredes son de arena yeso y hueso


veo en sus espejos

que desmoronan mi cutis


me la arranco con las uñas

y de allí germina otro rostro:



soy mi propio enemigo

9

la puerta es de oro

y tiene como muro un lente gigantesco


allí se pueden apreciar

criaturas de cinco cabezas y siete serpientes colgadas en sí


afuera hay agua

que día con día inunda el pueblo donde permanezco


veo que es un espejo


indago en mí

llueve en mi rostro





























10

salgo



soy piedra


soy piedra


soy piedra de una catedral sumergida


y los demás son gestos enmudecidos

por una roca





yo soy la piedra
omnipresente

que detesta todo el mundo:

el suelo está hecho por mis raíces























11

vieja piedra


nueva piedra


todos cantan fortunae elocuentiae


o euchari


o salvatoris


la voz soprana tierna

sujeta mis miembros con sus dedos


me estoy enamorando

de su propia voz

ahogada entre peces y estelas…



alguien puede decirme qué es el amor





aquí ya nadie lo conoce

















12



estoy sola


estoy solo




el pueblo está muerto

y únicamente las hojas

ilustran

mis antiguas formas



antes de quitarme

el rostro




estoy esperando solo

sola



mi nueva cara:





solamente sé que soy polvo









13

tengo piernas y no lo había notado


son parte del suelo


las raíces se recorren conforme camino


veo en ellas (mis piernas no-piernas)

líneas que cuartean mis rodillas


parece que me estoy deshaciendo


hay un martillo


les pego

y como escultura antigua se hacen polvo


ya sabía que era ceniza



mas un hilo entreteje unas ventanas


tomo de allí algunas hebras

y coso mis piernas


las antiguas ya no ocupaba


ahora con éstas sabré lo que es ser libre:



ya no soy árbol atado en el suelo











14





llevo en mi ombligo ropas hebreas


no recuerdo habérmelas puesto






quizá llevo un siglo con ellas

































15

pero yo no tengo nación

estoy desterrada (o)

con llamarada mía

mientras el incendio en el bosque

consume las cuevas femeninas


y otros hombres

abandonan su propia traición



alzo mi mano y todo se mueve


he comprendido que ya soy la nueva diosa

al devorarme a la luna





no tengo nación ni apellido

y a todo lo rodeo con mis pestañas

jueves, 29 de abril de 2010

casa

bu

br

Esquina

Bordo-cancha

Puente neza II

Puente neza

No la olvides más…

martes, 23 de febrero de 2010

No la olvides más
No la olvides
Retenla en el pecho, en la garganta
En la pupila, en la memoria

y no dejes que salga nunca
cierra los ojos
apreta los puños
frunce el ceño
resístela en el vientre
y retenla como un grito
bloquéale el paso
entorpécele el sendero

pero no la olvides más
no la olvides
ni dejes que grite por las noches
ni permitas que perturbe tus sueños

cuando sientas que arde
traga saliva
cuando sientes que huye
cierra la boca
y cuando sientas que
se desmorona inconteniblemente...
suspira

has que viva por siempre
que persista por los siglos, que sobreviva
dentro de ti por años

y como un canario en su jaula
déjala que espere como piedra
que perdure como una herida
que sobreviva sobre todos los naufragios

pero no la olvides más
no ahora ni mañana ni nunca

aunque se te haga la piel añicos
al abrazarla

aunque sólo sea nada y polvo lo que abraces...

Con el tiempo que...

domingo, 14 de febrero de 2010

Con el tiempo que demoras en el tocador / bastaría con ver de principio a fin el lento y perezoso transcurrir de una tortuga /se degollarían sin piedad mil días sombríos del eterno y siempre funesto calendario / me iría de escala a escala hasta el sótano del mas profundo sueño /y leería toda la antología de Chéjov, la cual terminaría desquiciadamente recitando /cada cuartilla de memoria en la nada de tu sala.

Con el tiempo que demoras en el tocador /pasaría el otoño furiosamente deshojando todos los verdes ramajes de las horas endebles / contaría de uno en uno /una manada de borregos despavoridos / y armaría con ociosas estrategias una revolución machista en contra de la vanidad obstinada y la premura femenina.

Pero sobre todo / con ese tiempo que demoras en el tocador /me conformaría tan sólo con formularme conjeturas mas inteligentes /que me ayuden a comprender tu insistente necedad por embellecer lo bello.

Esfinge

jueves, 4 de febrero de 2010

…Y ahí estuve siempre, esperándote -como el que espera la muerte- al pie de mi ventana,
ahí estuve contemplando en cada alborada el descenso del último vuelo de la aurora

y ahí estuve viendo como la palmera se corroía al paso feroz del viento enardecido

ahí estuve…como una estatua de sal que el dedo de dios petrificó

como un vil ciego que no da paso alguno sin antes esperar su lazarillo

Estuve ahí y no cese jamás de contemplar la huida apacible de las golondrinas

ni me cansé jamás de ver el trayecto burdo del cangrejo

ni sacié nunca de andar en pos de los álgidos oleajes que batían sus garras inmunes en la costa añeja de mis soledades.

Y Estuve ahí…varado al pie de mi ventana
noche tras noche obstinadamente
esperando no se qué capricho
deshilvanado no se que de tu recuerdo

y ahí estuve siempre… pero nunca llegaste, sirena,
no llegaste a rescatar –como tus mariposas-
el suspiro postrero,

y es ahora una esfinge aquel que acalla al pie de la ventana
…es aquel que escribe esto frente a la mar
con una esperanza firme pero adolorida

…como quien ve llover y al mismo tiempo
mira sus penas caer sobre el oleaje.

Ofelia

miércoles, 3 de febrero de 2010

¡Que bella te ves, amor, cuando te bañas en el río!
Empapando tu benevolencia prístina de mujer
Desnudando palmo a palmo tu cuerpo enardecido

¿Cómo es posible que dios te haya creado
así tan dulce y perfectamente esbelta
para despertar al mundo y sus somníferos?

Ay amor, tu ya no me dejas más menesteres
que desearte toda tu como un cretino
atesorando este amor amable y abnegado
que yo guardo en mi pecho, clandestino

Y lo he pensado, amada, lo he pensado
cada vez que veo tu cuerpo sobre el río
no hay duda alguna, amor:
¡La desnudez es tu mejor vestido!

Identidad

jueves, 28 de enero de 2010

El amor calza zapatillas
Lleva consigo una negra cabellera
viste de atuendos escotados
presume de excitantes atributos
Y sobre una barra de taberna
Pide un trago
Saca un cigarrillo y balbucea
Al cantinero

El amor –es cierto-
Huele a perfume de magnolias
Mira con unos ojos oscuros y ataviados
Y pide un trago más
Observa la multitud cautiva
Y fija su miraje en mí.

El amor, si, el amor tiene unos
Senos voluptuosos pero discretos
Toma tequila en cáliz de oro
Y se acerca a mi mesa
Con la copa en mano
Mientras me lee

El amor…
¡Ah súbito amor desgraciado!
Y es cierto
El amor tiene una linda frente
Despejada
Donde un lunar posa majestuoso
Lleva consigo una esbelta
figura ignota que la preside
Y me dice un Hola
Con una dulcificante
Boca escarlata.

Coraza

Como una herida:
Desangro

Como un castigo:
Sufro la pena

Como en un calvario:
Vivo el martirio

Como en un diluvio:
Me ahogo

Como en un poema:
Me crucifijo

Como en una contienda:
Batallo

Como un miserable:
Añoro

Pero como piedra:
Resisto.

Una cosa que es cierta

miércoles, 27 de enero de 2010

El amor
Deteriora la garganta
Mastica los pulmones
Cercena la columna vertebral
Pulveriza la dentadura
Noquea los sentidos
Consterna la memoria
Arisca el paladar
Acribilla las neuronas
Restringe la dopamina
Diseca la próstata
Ciega el raciocinio
Mutila la facundia
Fenece los riñones
Provoca el estrabismo
Empecina las ideas
Enferma las neuronas
Engangrena el intestino
Disturbia el flujo respiratorio
Desorbita la sesera
Perjudica el olfato
Provoca desvarío
Produce paranoia
Y trastorna la visión:
Pero no mata.

Iluso

Tienes todo al verdor a tu exterior, lo ves fijamente, te gusta lo que ves, piensas que todos esos pastizales, esos collados verduzcos y frescos y esos molinos gigantes y también ese corral, podrían algún día, ser tuyos.
Enciendes un cigarrillo, expulsas el humo y divagas. Comprar todo ese terreno no te costaría más que dos o tres años de arduo trabajo. Te gusta lo que piensas. Ya te ves en tu mecedora fumando en la cima del collado, viendo todo el verdor que se te sea posible. Siempre te ha gustado la naturaleza, desde niño soñaste con irte a vivir a la selva o en algún bosque o pradera y alejarte del mundo, de la civilización: de sus vicios, de la maldad, del Hesse, del bullicio interminable de la sociedad. Sigues aspirando ese tabaco que por otra parte es un producto de ese mundo que marginas y que hace tanto daño y que me desdeñas. Sabes muy en el fondo que te será muy difícil alejarte de la ciudad y abandonar a tu madre y a tu hermana, pero te gusta pensar que alguna día, quizás, ese sueño sea haga realidad por alguna extraña razón.
Ahora te ves manejando en tu automóvil (Que no tienes) por la carretera, precisamente a cincuenta kilómetros del lugar en donde estas y que aun no te pertenece. Sigues viéndote en tu automóvil mientras acaricias la melena de tu perro que está en el asiento contiguo. El perro escucha tu alarido y la gresca de la música a todo el volumen posible, mientras tu exclamas y gritas a todos los puntos cardinales que eres un vencedor, que eres un campeón y que eres el hombre mas dichoso que ha pisado la tierra. Esa escena y ese pensamiento vagan en ti una y otra vez sin cansancio.
Te ilusiona saber que pueda hacerse realidad algún día y sabes que con eso tendrías asegurado tu finita felicidad; pero de repente arriba a ti el nombre de tu madre y el de tu hermana; frunces las cejas, escupes y sigues aspirando el cigarro que se consume lentamente, lo cual figurativamente representaría tu preocupación obstinada por huir del mundo, por vivir en el silencio y en la paz completa.
Cuando terminas de fumar el primer cigarro, crece en ti una nueva idea. Te preguntas si acaso tu madre y tu hermana no quisiesen de alguna forma acompañarte a vivir radicalmente en esas tierras vírgenes de ese lugar que tú escogiste para morir. Te respondes con un gesto de optimismo y te convences de que quizás se animarían a hacerte caso. En el fondo sabes que lo que deseas es un total disparate, porque en la ciudad; esa ciudad de la que tanto reniegas y que renuncias en intervalos de tiempo, te ha dado todo: escuela, trabajo, mujer, dinero, vida y asociación. No te importa, tu te empecinas inamoviblemente en que te iras a vivir a ese sitio sin tener la menor idea en donde estas.
Sigues viendo el panorama, es bello, ¿verdad?, es un Edén total, un prodigio de la naturaleza; estas palabras te las dices una y otra vez y te las repites sollozando, mientras miras absorto el orto que se oculta entre los collados. Los molinos te recuerdan a Don Quijote: ese viejo irónico y sabio del que tanto te mofabas cuando ibas al colegio; ahora tu estas en sus mismas circunstancias y estás dispuesto a cruzar una travesía ardua por obtener lo que deseas. Mientras te acuerdas de Don Quijote, esbozas una sonrisa vaga que apenas se convierte en una prolongada sonrisa. Miras los árboles, el pastizal, el ganado allá al costado del corral, los desniveles, los linderos que dan hacia un pequeño arroyo y terminas el vistazo observando tus zapatos y piensas que lo primero que harías antes de emprender el viaje nuevamente a ese sitio, es comprarte primero unos nuevos zapatos. Estas conciente de lo duro que sería la vida de hoy en adelante pero todo sería por el bien de tu alma y el de tu cuerpo cuando termines de despojarte del vicio del cigarro y de muchos cosas más. Se ha acabado el segundo cigarro. Sacas la cajetilla del bolsillo de tu chaqueta y te percatas que no sobra uno más. Tiras la cajetilla al suelo y la aplastas con el tacón de tus zapatos.
Ya el ocaso ha terminado. Te da incertidumbre tu porvenir pero comienza la noche y es hora de volver. Te decides a emprender el regreso hacia la carretera. Te espera una fría y larga caminata hacia la lejana autopista, y también a ese mundo que desdeñas.

Las apariciones de Pepe

Pepe murió hace dos semanas, pero todavía se sigue viendo su sombra rondar por estas casas. Mamá Teresita; nuestra abuela, ha dicho ante nosotros que su aparición se debe a que Pepe no puede descansar en paz y que no se resigna para nada en absoluto a que ha muerto. Nos da tristeza Pepe. Hemos creído a veces que su sombra no es otra cosa que una alucinación colectiva, ¿o acaso paremos esquizofrenia?, eso no lo sabemos todavía pero sabemos que Pepe nos trata de decir algo desde el plano dimensional en donde se encuentra. Nosotros lo queríamos mucho, lo suficiente como para lamentar su partida. Todavía recordamos el día que lo enterraron, llegó a nuestra ventana un pajarillo de esos que Pepe coleccionaba cuando él era muy niño. Uno de nosotros exclamó que era Pepe el que se hacía pasar por ese lindo pajarito y que nos había visitado; en ese instante el pajarillo se echo a volar despavorido; me acuerdo también cuando nos enteramos de su muerte: estamos en la cocina de Doña Glendy viendo como hervían los elotes a vapor. Todavía nos acordamos del instante en que Don Felipe nos aviso perplejo que Pepe se había suicidado en su recamara; a los quince minutos tocaron a la puerta estrepitosamente pero cuando Don Felipe abrió para ver quién era el que tocaba con tanta desmesura: no había nadie. En esos momentos creímos que Pepe se había despedido de nosotros. Don Felipe se llevó el susto de su vida, cayó en una terrible conmoción que hasta hoy no se ha podido recuperar de ese estado. Lo tuvieron que llevar a un psiquiatra pero no hubo ciencia que explicara su enajenación y sigue encerrado en el manicomio.
Ya han pasado quince días, desde que Pepe se murió y todos le lloramos desde de la escalera que da a su casa, viendo la ventana de su recamara en donde se quitó la vida.
Cada noche sin tregua todos nosotros creemos que vemos a Pepe: Mamá Teresita, Don Zacarías, el comisario, Ernesto el motociclista y su hermano Antonio el Mecánico han dicho y han afirmado muy seguros de sí mismos que lo han visto rondar por estas casas. Nosotros le creemos a la muchedumbre, y sabemos que Pepe no ha llegado a mejor vida.
Hoy por la mañana llegó un brujo a la casa de Pepe. Era un fiel amigo de la familia. Pero el brujo no venia solo, llevaba consigo muchas yerbas raras, especias, incienso, veladoras y dos pavo reales amarrados de las patas. Decía que iba a hacer un conjuro para que Pepe cruce adonde tenga que cruzar; sea el cielo o sea el infierno.
En uno de sus rituales raros, se detuvo para pronunciar unas palabras que se clavaron en mi mente y no salieron de ahí hasta que negocié una tregua con el sueño. El brujo musitó con estupor: Todos sabemos lo que Pepe hizo, lo sabemos bien, pero Pepe está arrepentido y no se puede hacer nada ya. Tenemos que ayudarle a descansar en paz. Yo sé que el dejo algo pendiente…
Cuando termino decir estas cosas, me levanté y alcé la mano para decirle:
-yo opino que dejó pendiente su cuerpo.

En ese instante escuchamos la voz de Pepe que recorría la habitación aledaña. El brujo se estremeció. Todos nosotros sonreímos.